A mis amiguitas, tarde pero seguro.

Díganme que son felices, que la vida no deja de sonreírles, que sus piecitos no tocan las veredas porque flotan por la vida. Díganme que es mejor estar sola que mal acompañada, que el sexo opuesto no es tan malo, que la vida es digna de ser vivida. Díganme muchachas que sueñan con mascotas vivas con las que juegan por los prados verdes del paraíso.

Díganme que sus búsquedas amorosas coincidieron con las de otros y que solo ven estrellitas de colores a sus pasos. Que caminan de la mano sin ser estorbadas por miedos injustificados.

Díganme que a la noche no tienen que dormir con la luz prendida porque sus pensamientos les dan miedo.

Díganme señoritas que solo vuelven a casa acompañadas, que sus heladeras se encuentran llena de cosas ricas para comer y que en sus estómagos solo hay espacio para las mariposas.

Díganme que los ómnibus siempre les paran, que los camioneros les recitan poemas de Borges y que el verdulero de la esquina es muy bonito.

Díganme que solo utilizan las copas llenas de alcohol para brindar por los buenos momentos, por el futuro prometedor y por las penas pasadas y superadas.

Quiero oír de sus bocas que los insectos no abundan en sus casas, que sus trabajos son amenos y que sus vidas privadas son satisfactorias.

Díganme muchachas que sus ojos de papel no tienen la tinta corrida de tanto llorar de tristeza, sino que es producto de sus alegría, que en el cine se identifican con la protagonista que siempre se queda con el chico lindo y bueno, que el "vivieron felices para siempre" no es sólo una utopía, sino que en sus casos es meramente factible.

En síntesis señoritas, por favor dígame que son felices. Por favor, dígalo porque sino seremos dos las perdidas.


Digan me y festejen el día del amigo como se debe, dos días después.