Vicky sad

Vicky triste, Vicky contenta, vicky se olvida de colgar cosas y despues es medio quilombo buscar lo nuevo. Pero sobre todo Vicky quiere flashes, alfombras rojas y lugares con sillones de cuero blanco.

Thursday, November 29, 2007

En busca del pelilargo. Cap. III



Luego de la insistencia por parte de otra amiga, decidí regresar, y esta vez volvía con todo. Horas de preparación física y mental frente al espejo. Mis rulos brillaban, mi pollera llegaba hasta las rodillas y me puse la remera más escotada que encontré.

El repertorio no cambió y yo ya me sabía todas las canciones de memoria. Cuando terminó el show, no hice más que perseguirlo. En el momento en el que el estaba en la barra, me acerqué. lo miré y me dispuse a comprar un fernet. Cuando me doy vuelta estaba el, sentado en mi mesa... ¿Hablándole a mi amiga! Claro, mi amiga es morocha y de pelo largo. Ella, gentilmente, se retiró al baño y nos quedamos los dos solos, frente a frente, en silencio. Fueron los tres minutos más largos de mi vida. De la bronca le digo "Tanta agua de riachuelo ¿No te deja con vómitos y diarrea?". El lo entendió y en señal de protesta se dispuso a abrir su botella de Pepsi (que sospecho que era la misma de las otras veces) y a tomar de ese líquido negro.

Cuando volvió mi amiga, el le hablaba y ella me miraba con cara de querer salir corriendo. El le decía no se que cosa de los abuelos y se le notaba que quería mantener una conversación profunda. A medio fernet, decidimos levantarnos. Mientras nos abrigábamos el le pregunta el nombre a mi amiga. Ella le responde. Ya abrigadas nos despedimos. Cuando estábamoos por cruzar la puerta, le grito "Y yo soy Victoria".

Luego de unas disculpas interminables por parte de mi amiga, me subí al primer taxi que pasó por la avenida Corrientes. En el camino de regreso pensaba en pedir un turno en la peluquería para hecerme las extensiones morochas. Luego de pensar en mi agenda, noto que el taxista estaba escuchando tango. Eso, obviamente fue una señal.

En busca del pelilargo. Cap. II



A las dos semanas, para cambiar la racha, fui a verlos con otra amiga. El repertorio del espectáculo no había cambiado, pero me lo banqué estoicamente sin poder dejar de mirarlo ni por un segundo. Para mi, el sonido del contrabajo resaltaba y sus creaciones me parecían maravillosas. Sus patéticas interacciones con el público las creí brillantes, dignas de un genio.

Esa noche me acerqué a saludarlo.

Yo: Hola.
Pelilargo: Hola, ¿Querés? (Me acerca la que parece ser la misma botella de "Pepsi" que me había ofreido la vez anterior)
Yo: ¿Qué es?
P: Agua de riachelo.
Silencio

Sale del sector de las mesas dirigiéndose a la salida. Al rato vuelve con una morocha bastante concheta, de esas que usan bolsos de mano "Puma" y tenen el pantalón tan ajustado que solo lo pueden utilizar las minas que no le temen a la hemorroides. Se sientan en una mesa y se ponen... ¡A hablar!!!!!! ¡Se ríen! ¡Ella festeja... sus chistes!


Too much, otra muestra del poco interés que tenía por mi persona, ya que esta situación me demostró que no era ni gay ni ameba, sino que era un músico común y corriente que no me daba bola.

Me fui a mi casa indignada. Yo, que lo sigo desde siempre, que le soy fiel, que lo busco y lo defiendo cuando mis compañeros de trabajo me dicen que es un linyera, no me merecía eso. Estuvo castigado por casi dos meses.

En búsqueda del pelilargo. Cap. I

Desde hace mucho tiempo me gusta un pelilargo. El toca en una orquesta típica y de los 12 músicos que hay en escena, el es el más feo. Tiene pelo largo, barba y es un aparato, pero no se por qué me encanta. Podría decirse que tengo predilección por los músicos, pero como acabo de decir, hay otros 11 tipos que tocan, entre los cuales hay un bandoneonista que está bueno, pero no, es demasiado winer que intente levantarme a ese, hay demasiada competencia.

Mi campaña comenzó una noche que los fui a ver. Yo me puse la pollera más corta que encontré, a pesar de que hacían -3ºC. Bueno, esa noche, después del concierto, completamente decidida lo empecé a mirar libidinosamente, tanto que no tuvo más opción que sentarse en mi mesa. Yo mandé a mi amiga al baño y nos quedamos los dos solos, mirándonos intermitentemente. Esta fue la conversación:
Yo: Hola
Pelilargo: Hola
Yo: ¿Todo bien?
P: Si, ¿Vos?
Yo: Acá estoy, con un dolor de brazos terrible de tanto remar.
P: Vas a sacar unos pectorales bárbaros.
Yo: No te das una idea.
Silencio.
P: ¿Querés? (Me ofrece un líquido negro dentro de una botella de "Pepsi")
Yo: Depende, ¿Qué es?
P: Agua de riachuelo.
Yo: No, gracias, prefiero Villavicencio.
Silencio.
Y: Mirá, en otro momento, si pudiera tomar alcohol, te aseguro que la remaría de una forma... Pero hoy estoy cansada, la tuve que remar bastante a la tarde.
El se ríe. Silencio.
P: Bueno, me voy a guardar mi instrumento.
Y parte hacia el escenario.

No lo podía creer. ¡La oportunidad que se perdió el flaco! Y yo, lo dejé escapar, así como si nada. Evidentemente no estaba muy interesado, pero yo no me dejo vencer por un moretón causado por chocarme contra una pared. No perdí las esperanzas y esperé pacientemente a que volvieran de su gira por Europa para volverlo a ver. "Esta va a ser una gran historia para contarle a nuestros hijos" pensaba yo.

Sunday, November 11, 2007

Puf. Eso es lo que pienso.
Puf de cansada de luchar contra ex novias y compañeras de trabajo.
Puf. Indiganda por la falta de cigarrillos en la 9 de Julio.
Puf. Cansada de errores propios y ajenos.
Puf. Cansada de cucharitas con mi almohada y la ausencia de gato.
Le digo puf a los trámites bancarios, burocráticos y pasajeros.
Te digo puf por esperar a que me llames para decirte que no.
Puf puf puf y más puf al pintor que no me deja cocinar.
Puf al trabajo, puf a las terapias, puf a los peluqueros.
Puf a los rolingas conchetos, a los que juegan rugby y a los abogados.
Puf a mi círculo vicioso masoquista.

Sunday, November 04, 2007

Había una vez un pez al que le gustaba hacer la plancha. Los otros peces lo vieron panza arriba y pensaron que estaba muerto. Le hicieron un funeral lleno de adornos florales hechos de algas u carteles que decían "Adiós pequeño amigo". Cuando el pez se despertó no entendía nada, pero en un momento se dio cuenta que estaba viendo lo imposible: su propio funeral.

Había una vez una niña, que se convirtió en mujer.